dissabte, d’abril 22, 2006

NI TÒXICS NI PERILLOSOS. Relat de 3 persones afectades per contaminació química a la feina.


RELATO DE TRES PERSONAS AFECTADAS POR LACONTAMINACIÓN QUÍMICA EN EL TRABAJO
Octavio Cardona (45 años): Según cuenta, Octavio se intoxicó poco a poco, a pequeñas dosis, mientras

esparcía insecticida por las estanterías
de unos grandes hipermercados en su trabajo de mantenimiento todos los días durante diez años. De pronto empezó a sufrir cansancio extremo, dolores generalizados, taquicardias, pérdida de visión, hemorragias por el cuello, parálisis... Todos los médicos le decían que tenía gripe o gastroenteritis, y pasó años de consulta en consulta hasta que un especialista le preguntó si en su trabajo usaba químicos. Paradójicamente, él le respondió que no, porque no relacionaba los productos que manejaba con sustancias que pudiesen hacer daño. Sin embargo, lo cierto es que, entre otros tóxicos, usaba a diario diazinón y piretrinas. Según cuenta, hay días que se levanta y sale a la calle, pero tiene que volver a la media hora para volver a meterse en la cama. Otros va andando por los sitios de siempre y de pronto se olvida de donde está. Una de las cosas más extrañas que le han sucedido ha sido cuando los pies le crecieron de golpe dos números por alteraciones en la hormona de crecimiento.

Mario Arias (47 años):
Mario no puede comer la mayoría de alimentos convencionales por el riesgo de ingerir pesticidas u otros químicos, tampoco puede utilizar detergentes o limpiadores habituales, ni tener una vida activa normal como la que tenía antes. Según cuenta, él supo perfectamente cuando se estaba intoxicando y fue al aspirar el aire del interior del camión que utilizaba en su trabajo de mantenimiento de carreteras, después de que éste fuese limpiado con un disolvente industrial derivado del benceno. Ocurrió en dos ocasiones, en 1998 y en 2001. La primera vez, empezó a tener problemas respiratorios, fatiga, las piernas le temblaban, la lengua se le hinchaba... Entonces, los médicos le diagnosticaron alergia a las gramíneas. La segunda, le dejó noqueado en la cama con pérdida de conciencia y con problemas incluso para articular las ideas. Y, esta vez, los médicos de la empresa reconocieron que había sido intoxicado. Pidió el traslado a una oficina, pero al poco tiempo tuvo que dejar el trabajo: Era ya incapaz de llevar una vida normal.
Lola Fernández (50 años): Empezó a sentirse mal en 1999, unos días después de limpiar las habitaciones de la décima planta de un conocido hotel de Barcelona que acababan de ser fumigadas con distintos químicos, entre ellos, diazinón. Entonces pensó que era cansancio, pero cuando a los pocos meses volvieron a fumigar su planta, esta vez cayó desplomada mientras hacía las habitaciones. Como otras trece de sus compañeras de trabajo, había sufrido una intoxicación de organofosforados, agravada por la interacción de los productos de limpieza, y su vida ya nunca sería la misma. Aún así, tuvo que esperar mucho tiempo hasta que un médico le dio un diagnóstico acertado de lo que le ocurría. La hormona de crecimiento se le había disparado, la glándula tiroides le aumentaba de tamaño, tenía reglas muy abundantes, afonía, desorientación, pérdida de memoria. Luego vino el infierno de los tribunales, una lucha a la que se ha unido ahora otra todavía más dura al serle detectado un tumor de pulmón.
Para más información, consulta la Asociación de Personas Afectadas por Productos Químicosy Radiaciones Ambientales (ADQUIRA)C / Paris, 150, 1º 2ª, 08036 Barcelona.www.adquirabcn.com adquira_bcn@hotmail.com

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