divendres, d’octubre 28, 2005

Parlem de l'energia eòlica.

Europa y
la energía eólica - fin del romance. (2667)


SEIS PAÍSES BUSCANDO SOLUCIONES REALES A LA CRISIS ENERGÉTICA.


Como lo fui advirtiendo en los últimos 4 años en esta página
web, la energía eólica no cumple: es totalmente inútil.
La causa es su intermitencia, que impone conservar las centrales
convencionales, inclusive construir más de ellas para abastecer el
incremento de la demanda - como si los parques eólicos no existiesen


Holanda es la última en una larga serie de países Europeos
que han tenido problemas con la energía eólica, y la primera
que contemple terminar con el romance ya. HOLANDA:5 de octubre 2005El parlamento
quiere poner fin a la construcción de nuevas plantas eólicas,
porque la eólica no permite prescindir de las energías que
supuestamente reemplazan. En efecto, los parques eólicos necesitan
ser respaldados por energía convencional, por la falta de fiabilidad
del viento.Añaden: "tan solo sirven para hacer subir el precio
de la luz".La intención de la mayoría en el parlamento
es de pedir al gobierno que deje de subvencionar nuevos proyectos eólicos,
y usar el dinero para promover otras energías verdes.


Las fuentes renovables sólo cubren el 6% de la energía. Ni
doblando la cifra podrían cubrir el incremento de demanda. Las eléctricas
apuestan por prolongar la vida de las nucleares

Ante la crisis energética que se avecina se plantea qué energías
pueden sustituir a los combustibles fósiles. Con frecuencia se plantea
la disyuntiva entre energías renovables o energía nuclear.
Pero es una falsa disyuntiva. Las renovables van a ser imprescindibles en
un modelo energético más sostenible y las nucleares pueden
ser necesarias durante el periodo de transición.

MILAGROS
PÉREZ OLIVA publicat a El País
Con frecuencia se ha planteado
el debate energético en términos antagónicos: o renovables
o nucleares. Los detractores de la energía nuclear argumentan que
los enormes intereses de la energía atómica han impedido el
desarrollo de las energías alternativas. Ahora temen que, en la nueva
disyuntiva, se opte de nuevo por el camino más fácil de lo
nuclear, y ello se haga en detrimento de las energías renovables.
Sin embargo, la crisis que se avecina es de tal magnitud que todos los expertos
consultados coinciden en que estamos ante un nuevo paradigma. ¿Qué
ha cambiado exactamente? "El tiempo que nos queda", afirma Pedro
Gómez-Romero, investigador del Instituto de Ciencias de los Materiales
de la Universidad Autónoma de Barcelona, del CSIC. "Ahora tenemos
30 años menos para tomar decisiones. Lástima que a los visionarios
que entonces pronosticaban una crisis energética no fueran escuchados,
porque hemos perdido un tiempo precioso". Nadie apuesta abiertamente
por lo nuclear. Pero nadie descarta que pueda ser necesaria como energía
de transición. "Alguien tiene que hacer las cuentas y decirle
a la opinión pública qué alternativas tiene realmente.
Hay que abrir un debate transparente y en profundidad", sostiene José
Ignacio Pérez Arriaga, autor del Libro Blanco sobre la Energía
presentado en julio pasado. "Es evidente que estamos ante una crisis
energética sin precedentes y que nuestro modelo económico
tiene graves problemas de sostenibilidad: estamos agotando rápidamente
las reservas fósiles, la producción de energía tiene
un impacto ambiental enorme y además un tercio de la humanidad no
tiene acceso a las formas modernas de energía, lo cual comporta una
espiral de pobreza y migración. En los tres niveles vamos a peor,
de modo que es urgente tomar decisiones. En mi opinión, por este
orden de prioridad: aumentar el ahorro y la eficiencia, desarrollar al máximo
las energías renovables y potenciar la investigación de mejoras
tecnológicas como la fusión, la captación de CO2, la
tecnología del hidrógeno y la transmutación nuclear".El
Consejo Mundial de la Energía de la ONU estima que el 30% de la energía
se malgasta por un uso ineficiente. Ése es el porcentaje de ahorro
posible que aparece también en el Libro Verde de la UE. Estamos muy
lejos de ese objetivo y en España aún más, pero todos
los Gobiernos, incluido el español, han comenzado a tomar medidas."Para
ahorrar energía son precisos cambios profundos en los hábitos
de consumo", afirma Pérez Arriaga. "En España estamos
educados en la cultura del despilfarro energético, en parte porque
la electricidad es aún muy barata, apenas el 2,4% del presupuesto
familiar anual. No alcanza a 1,5 euros por familia de cuatro miembros al
día, lo mismo que un café y un cruasán. Pero si nos
dijeran que nos devuelven el euro y medio y nos quitan la luz, ¿qué
diríamos? Que no, claro. Nadie está dispuesto a renunciar
al bienestar. Y como la energía es barata, la derrochamos. En muchos
hogares, uno solo de los teléfonos móviles cuesta más
que la factura de la luz. ¿Es eso razonable? Pero la energía
es aún barata porque no incluye los costes ambientales y nadie piensa
que cuando dejas las luces encendidas contribuyes al cambio climático".Frío
en verano calor en invierno Durante diez años las tarifas eléctricas
han permanecido congeladas, pero eso también se ha terminado. El
Gobierno planea ya una subida del 3% para este año. Greenpeace y
otras organizaciones ecologistas vienen reclamando planes para fomentar
el ahorro, y donde no llega la persuasión, se plantea recurrir a
la imposición. Cataluña, por ejemplo, prepara un decreto para
establecer unos topes en la temperatura de los edificios públicos
climatizados, porque no tiene sentido que en ellos se pase frío en
verano y calor en invierno.La segunda prioridad planteada por Pérez
Arriaga es potenciar las energías renovables. En España, apenas
cubren el 6% de la energía primaria. La UE se ha propuesto alcanzar
el 12% en 2010, pero para eso va a ser preciso invertir mucho más
en desarrollos eficientes. Entre 1972 y 2002, los países de la OCDE
sólo les dedicaron el 8% de las inversiones en mejoras energéticas,
mientras que la fisión y la fusión nuclear se llevaron el
57%. Ahora, está desproporción se ha corregido, y tanto en
la UE como en España las inversiones son más equilibradas.."Las
renovables tienen que poder cubrir al menos una parte importante del incremento
de la demanda, explica Cayetano López, catedrático de Física
Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid. "Es una
apuesta que hay que hacer. El problema de las energías renovables
es la intermitencia. Una nuclear llega a funcionar más de 8.000 horas
anuales, un parque eólico a pleno rendimiento no llega, en promedio,
a las 2.500 y una planta solar fotovoltaica no alcanza las 3.000 en un año
con mucho sol". "De momento", añade Pérez Arriaga,
"la energía solar tiene un problema de eficiencia. En las placas
fotovoltaicas, sólo un 10% de la energía captada se transforma
en electricidad. En las centrales termosolares, el aprovechamiento llega
al 30%, pero es aún bajo".La energía solar goza de mucha
simpatía, pero todavía contribuye poco a resolver el problema
energético. Es útil para obtener agua caliente, pero aún
no aporta cantidades importantes de electricidad y consume mucho espacio.
"Si tuviéramos que producir toda la electricidad que se consume
en Cataluña con placas fotovoltaicas, ocuparían una superficie
de 100 kilómetros de largo por 12 de ancho. Y seguiríamos
teniendo un problema los días nublados", explica Ignacio Nieto,
ingeniero industrial que participó en la elaboración del Plan
de la Energía de Cataluña.Espejos para captar el calor Las
esperanzas de producción masiva están puestas en la energía
termosolar, que utiliza un sistema de espejos para captar el calor y proyectarlo
sobre una torre de acumulación. El CIEMAT tiene en Almería
una plataforma experimental donde un mar de espejos captan el calor del
sol. "En España hay una decena de proyectos de plantas solares
de entre 10 y 50 megavatios cada uno. Para que nos hagamos una idea de lo
que eso significa, una nuclear grande produce 1.000 megavatios, y el mayor
molino de viento, de un aspa de 40 metros, un megavatio". La energía
eólica ha tenido un desarrollo espectacular en España, hasta
el punto de que se ha desarrollado una industria de componentes que exporta
a otros países. Es la que tiene mayor viabilidad económica
con las actuales tarifas, pero presenta también problemas de eficiencia
e intermitencia.Está claro que las energías renovables son
el futuro, pero ¿serán suficientes para satisfacer los incrementos
de la demanda? ¿Están en condiciones de sustituir a los combustibles
fósiles? "Con su actual nivel de penetración y el ritmo
de crecimiento del consumo, desde luego que no", responde Pérez
Arriaga. Sería preciso un drástico programa de ahorro y eficiencia
energética, y una apuesta muy clara por ellas".Igansi Nieto
aporta datos al respecto: "En España, las energías renovables
representan el 5,5% de la energía primaria. Haciendo un enorme esfuerzo,
en 2010 se podría alcanzar como máximo un 12%. Pero si la
demanda crece a razón de un 2% anual acumulativo, en seis años
habría que aumentar la producción de energía en un
12,6%. Eso significa que ni siquiera doblando su actual producción,
las energías renovables pueden cubrir los incrementos previstos".Eso
le lleva a la siguiente conclusión: "Las energías renovables
son parte de la solución, pero no son la solución". Exactamente
lo mismo que sostenía en el capítulo anterior Marcel Coderch
respecto de las nucleares y el cambio climático. Lo cual plantea
una terrible paradoja: es posible que las nucleares no sean la alternativa
que requiere el cambio climático, pero prescindir de ellas agrava
el problema.¿Significa eso que no queda más remedio que acatar
la energía nuclear?No exactamente. La respuesta está en qué
modelo queremos. Si queremos mantener el nivel de consumo actual, las nucleares
pueden resultar imprescindibles, incluso desarrollando al máximo
las energías renovables. "En los foros de la Agencia de la Energía
Nuclear trabajamos con la hipótesis de que en 20 años se tendría
que doblar la potencia instalada para satisfacer la demanda de electricidad
y eso exige un esfuerzo descomunal, no sólo económico y social,
sino también tecnológico. Se ha de potenciar el ahorro y las
energías renovables, sin duda. Pero la energía nuclear debería
figurar en el mix energético", defiende Enrique González,
responsable de la sección de fisión del CIEMAT.Inoperancia
y dejadez "El hecho de que las energías renovables no estén
en condiciones de responder ahora a las necesidades energéticas no
debe significar de ningún modo que se aparquen", afirma Gómez-Romero.
Efectivamente es más fácil apostar por las nucleares, pero
sería un error no seguir invirtiendo en mejorar las renovables. Hay
un peligro: que la urgencia nos haga tomar caminos equivocados. Que hipertrofiemos
la tecnología que ya tenemos, la nuclear, y aparquemos las posibles
alternativas. Yo no cerraría las nucleares, porque las vamos a necesitar.
Incluso es posible que tengamos que construir alguna más. El problema
se va a hacer tan urgente, a base de inoperancia y dejadez por parte de
quienes han de decidir, que al final no va a haber otro recurso que la nuclear.
Pero la nuclear no puede ser la solución del futuro. En todo caso,
sería una energía de transición"."Es que
el problema, tal como está planteado, no tiene solución. Hay
que cambiar el planteamiento. La única solución es evitar
que la demanda crezca tanto, renunciar a un modelo económico que
exige un consumo tan intensivo de energía y reducir las expectativas
de crecimiento económico al que puedan proporcionar las fuentes renovables,
invirtiendo al máximo en su desarrollo para que puedan ir sustituyendo
el uso de combustibles fósiles", defiende Marcel Coderch. En
esta línea se sitúa la Asociación para el Estudio de
los Recursos Energéticos (www.crisisenergética.org)."En
las sociedades pobres, pequeños aumentos en el consumo de energía
suponen importantes saltos en el desarrollo económico y social",
corrobora Gómez-Romero, "pero a partir de determinado nivel
de riqueza, consumir más energía ya no aporta mejoras sustanciales
en el desarrollo humano, sino sólo un mayor confort, a veces completamente
superfluo".Hay un estudio de Naciones Unidas que correlaciona el consumo
de electricidad con el nivel de desarrollo humano. Es de una claridad meridiana.
Observen en el cuadro adjunto a Etiopía: pegada a la línea
del cero en la coordenada del consumo energético, y a ras de suelo
en la de desarrollo humano. Vean cómo el mayor consumo permite a
países como India, Egipto, China, Ucrania o Rusia escalar puestos
en el desarrollo humano. En los niveles más bajos, subir un escalón
puede salvar millones de vidas. Observen ahora arriba, cómo
Reino Unido, Holanda, Japón, Australia, Estados Unidos y Canadá
están exactamente en el mismo nivel de desarrollo, el máximo,
y en cambio consumen cantidades de energía muy diferentes. Canadá
y Estados Unidos gastan el doble de electricidad que Australia o Japón
y el triple que Holanda o Reino Unido. ¿Podría decirse que
viven el doble o el triple de bien? No. A partir de cierto nivel, las diferencias
ya no indican desarrollo, sino despilfarro.Un chino gasta 1,9 barriles de
petróleo al año, un europeo 12 y un americano 25. Pero en
este mundo capaz de organizar vuelos de turismo espacial, todavía
hay 1.600 millones de personas que no tienen acceso a la electricidad. Es
evidente que los países ricos pueden ahorrar mucha energía
sin poner en riesgo su bienestar. El problema es que en la base de la pirámide
hay muchos países pobres que quieren dejar de serlo, y países
emergentes como China, India, Brasil, Ucrania o México que suman
la mayor parte de la población del planeta y que pugnan por escalar
posiciones en la coordenada del desarrollo. Tienen fuertes expectativas
de crecimiento, pero para ello van a necesitarmucha energía. ¿Con
qué argumentos se les podría negar?Pero basan su desarrollo
en el consumo intensivo de combustibles fósiles, la consecuencia
será una catástrofe ecológica y el agotamiento de las
reservas. ....més

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