dijous, de setembre 29, 2005

Sí, pero no en mi casa. Nimby's.

Un sinfín de plataformas vecinales se oponen a la construcción de equipamientos necesarios para el conjunto de la sociedad.
Hay equipamientos que son necesarios pero que nadie quiere cerca de su casa. Algunos ejemplos son el proyecto de una nueva depuradora entre Santa Susanna y Pineda de Mar (Maresme), las nuevas dependencias para toxicómanos que el Ayuntamiento de Barcelona ha inaugurado recientemente en el Raval y en Vall d'Hebron, las nuevas líneas eléctricas de muy alta tensión, y los nuevos equipamientos penitenciarios en Bages y Urgell. Estas instalaciones suscitan el malestar de sus futuros vecinos, que no las quieren en su barrio, su pueblo o su comarca. Un sinfín de plataformas cívicas han nacido para expresar su protesta y lograr que finalmente la Administración las construya, pero en otro lugar.La Administración tiene un problema: la sociedad ha generado en los últimos tiempos una especie generalizada de rechazo a las infraestructuras y los equipamientos molestos. Todo el mundo está de acuerdo en que hay que construir depuradoras, líneas de alta tensión, cárceles o autopistas, pero nadie las quiere cerca de su casa. Los que siguen son sólo los ejemplos más destacados de la oposición ciudadana a estas instalaciones o los movimientos para preservar espacios naturales.

- Agua límpia. La asociación de vecinos de la urbanización Bella Mar, entre Pineda de Mar y Santa Susanna (Maresme), lucha para que no se construya, a menos de 300 metros de sus casas, una depuradora. Propone que la futura planta de tratamiento de aguas fecales se ubique en Malgrat de Mar.

- Alta tensión. La interconexión eléctrica con Francia prevista en el nuevo mapa energético catalán que está diseñando el Ministerio de Industria no sólo ha despertado los recelos de los socios de los socialistas en la Generalitat, Esquerra Republicana (ERC) e Iniciativa Verds (ICV). Se barajan dos trazados alternativos para la línea de muy alta tensión de 400.000 voltios: de Sentmenat a Baixàs, pasando por Bescanó (Gironès), y de Vic a Baixàs cruzando Osona. En ambos casos, los ciudadanos movilizados aseguran que esta infraestructura no es necesaria y que responde a intereses puramente económicos. También denuncian la "desinformación del Gobierno central y de Red Eléctrica".

Las centrales eléctricas son otro de los grandes generadores de conflicto entre administraciones, compañías y vecinos. Prueba de ello es el rechazo de las centrales de ciclo combinado que se construirán en Cubelles (Garraf) y Vandellòs (Baix Camp), o la masiva instalación de centrales eólicas en las comarcas de Tarragona.

- Intercambio de cromos. Éste es el método que sigue la Generalitat, que aprobó un decreto de compensaciones para lograr el visto bueno de ayuntamientos y vecinos a la construcción de nuevos equipamientos penitenciarios. Si Sant Llorenç d'Hortons (Alt Penedès) ha aprobado la nueva prisión en sus inmediaciones, éste no ha sido el caso de los habitantes del Bages, que quieren evitar contra viento y marea la ubicación de una nueva prisión en la comarca, en Sant Joan de Vilatorrada.

En Tàrrega (Urgell), el Ayuntamiento está a favor de un nuevo equipamiento penitenciario, y recuerda que activará la comarca y llevará puestos de trabajo. Las protestas de la plataforma detractora, formada por vecinos y militantes de CiU, actualmente en la oposición, ha tenido escaso apoyo popular.

- Contra la especulación. El elevado precio de los pisos en el área metropolitana ha convertido en un plato suculento los terrenos aún vírgenes entre Barcelona, L'Hospitalet, Esplugues y Sant Just Desvern. La construcción de miles de pisos en esta zona atraería a 20.000 nuevos residentes, según sus detractores, que también denuncian la falta de reserva de suelo para equipamientos.

Un ejemplo de esta lucha es la entidad Salvem la Vall, de Sant Just Desvern, que logró paralizar la urbanización de casi 130.000 metros cuadrados de terrenos lindantes con Collserola.

En alta montaña, Salvem el Pirineu prueba el creciente descontento de sus habitantes contra la especulación urbanística y un modelo turístico basado en la construcción de segundas residencias. "Se está trasladando el modelo de la Costa Brava al Pirineo", aseguran.

Dos de los proyectos más polémicos son en la Vall Fosca (Pallars Jussà), donde se quieren construir 7.000 plazas hoteleras en Espui, un pueblo que ahora no llega a 90 habitantes, y la ampliación de las pistas de esquí de Baqueira Beret en unos terrenos incluidos en el Plan de Espacios de Interés Natural, algo incompatible, a juicio de los ecologistas.

En las comarcas de Girona, Salvem l'Empordà ha detenido o replanteado urbanizaciones y la construcción de un campo de golf de Vilanera.

- El tren de la discordia. En Barcelona, el altavoz de los vecinos para expresar sus reivindicaciones son los balcones. Si en Ciutat Vella ondean pancartas que piden silencio y civismo, en Sants, Eixample y el Clot rezan AVE por el litoral. El socavón del Carmel atemorizó a los vecinos de los barrios por donde discurrirá el túnel subterráneo del tren de alta velocidad, y piden que el trazado no cruce la ciudad, sino que vaya paralelo al mar.

Los vecinos de Vall d'Hebron y del Raval se movilizan contra las narcosalas, centros de atención a los toxicómanos. Aseguran que el tráfico de drogas y la inseguridad "han aumentado" desde la inauguración de estas dependencias.

- Vía muerta. Una hora y media en tren para recorrer los escasos 70 kilómetros que separan Vic (Osona) de Barcelona. Retrasos continuos, servicio deficiente, una estación nueva -la de Vic- que ni siquiera tiene sala de espera, y el riesgo que cualquier problema bloquee la única vía ferroviaria. Estas razones llevaron a los usuarios de la línea C-3 de Cercanías a fundar, hace cinco años, Renfe Espavila't. Denuncian el olvido de Cercanías ante las grandes inversiones en alta velocidad.

- El referente. "Lo riu és vida" fue el lema estelar que popularizó la Plataforma en Defensa del Ebro, fundada para luchar contra el Plan Hidrológico Nacional del Gobierno de José María Aznar. Con la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a La Moncloa, el trasvase se derogó, pero sus miembros más activos luchan por inculcar la llamada nueva cultura del agua: que los ríos no acaben destrozados por la acción humana. Los recursos hidráulicos también son la motivación de entidades cívicas del Maresme que quieren evitar la canalización de las rieras por su riqueza medioambiental.

- 'La histórica'. La Campaña contra el Cuarto Cinturón -el proyecto de autovía entre Abrera y Granollers- tiene tantos años que incluso se la conoce como la histórica. Sus opositores, entre ellos ERC, ICV y entidades ecologistas, opinan que esta vía "no es necesaria para solucionar los problemas de movilidad" entre las ciudades de la segunda corona del área metropolitana y recuerdan que "hay alternativas como mejorar e invertir en las redes secundarias, en transporte público o eliminar los peajes".

Esta plataforma espera no correr la misma suerte que su homóloga Salvem les Valls, que nació para evitar el eje Vic-Olot por Bracons. No piensa disolverse pese a que las excavadoras llevan meses trabajando para unir Osona y la Garrotxa. Muchos de sus miembros están desencantados y dolidos con Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya, que incluían su rechazo al túnel de Bracons en su programa electoral, pero que "se tragaron el sapo" una vez se fraguó el tripartito, asegura el portavoz de la plataforma, Raül Valls.

Los peajes también son motivo de fuertes contestaciones por parte de los ciudadanos. En el Maresme, muchas asociaciones de vecinos actúan conjuntamente para que la autopista C-32 sea gratuita y que la congestionada N-II pase a ser una vía urbana.

- Tierra de nadie. El proyecto del tripartito de dividir Cataluña en siete veguerías ha caído como un jarro de agua fría en Osona y el Ripollès. Muchos de sus ciudadanos anhelan la creación de una octava veguería, la del Alt Ter, que agrupe ambas comarcas. Denuncian que el tripartito "no escucha y no deja participar". Una plataforma similar defiende otra veguería que agrupe el Alt y Baix Penedès, Anoia y Garraf.
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Con la colaboración de Oriol Aymí, Glòria Ayuso, Enric Badia, Gerard Bagué, Eva Clota, Pere Lobato, Sílvia Marimón, Noèlia Vida y Lluís Visa

Comments:
Es que es para preocuparse. Hace falta bajoestima y poca dignidad para aceptarlo.
 
Bajoestima? NO. Se vive de rodillas ante el poder establecido. Los caciques locales mandan y la población atemorizada por las seguras represalias calla.
 
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