dissabte, d’abril 08, 2006

LA LEY DEL HORMIGÓN Y LA CONSERVACIÓN DEL LITORAL

El turismo de “sol y playa” ha marcado el ritmo de desarrollo de los municipios litorales. Los planes urbanísticos de muchos de ellos no tienen en cuenta el cuidado del patrimonio social, cultural y ambiental. Y ahora se encuentra desposeído del monopolio de este mercado y estancado. La industria turística lleva cinco años consecutivos de descenso en la ocupación media. Entre 2.002 y 2.004 nos visitaron en verano cinco millones menos de turistas que en años anteriores. A pesar de que la mitad de las camas turísticas están vacías todo el año se sigue autorizando que se urbanice la costa sin ningún tipo de planificación. Y tan sólo el 0’3% de las localidades costeras disponen de un sistema de tratamiento terciario para sus aguas residuales, que garantice la depuración de éstas antes de verterlas al mar o reutilizarlas.
El Océano ocupa un 71% de la superficie de la Tierra y su profundidad media es de 3.200 metros, por lo que su volumen es 300 veces superior al terrestre. Además, al ser el agua 380 veces más densa que el aire, permite la existencia de vida tanto en la columna de agua como en el fondo marino. Así que el ecosistema marino presenta una capacidad mayor para albergar vida que el ecosistema terrestre. ¿Por qué preocuparnos por conservar la costa que parece insignificante al lado del inmenso océano?
Pues bien, resulta que pese a toda su capacidad, el mar sólo acoge alrededor del 20% de todas las especies animales. Sin embargo, contiene en exclusiva casi el 50% de los phyla y subphyla conocidos, como por ejemplo el Phylum Echinodermata. Visto así, la disparidad marina es muchísimo superior a la terrestre, gozando de una alta variabilidad genética. Para colmo, es la plataforma continental, aunque sólo represente el 8% de la superficie oceánica, la que alberga la mayor parte de toda esta biodiversidad y de los recursos naturales marinos.

En los primeros 100 metros de profundidad del margen continental los fondos marinos muestran una gran variedad de formas y especies. Más del 50% de las especies marinas están acantonadas en estos primeros metros. A medida que aumenta la profundidad las especies van disminuyendo, así como el número de individuos. Esto es debido a que a partir de ciertas profundidades la luz solar no penetra con suficiente intensidad, el oxígeno y la temperatura disminuyen y otros factores aumentan de modo ostensible, como la salinidad y la presión.

Aquí radica la importancia de las costas cuya biodiversidad se está viendo amenazada en la actualidad, además de por los procesos geológicos, por el cambio climático, la contaminación (producida por asentamientos industriales, manchas de petróleo, emisarios que vierten próximos a la costa, etc.), los impactos causados por los dragados en los fondos marinos, el anclaje de los barcos en zonas coralinas o en praderas de fanerógamas marinas, la caza de mamíferos marinos, la pesca de arrastre, el comportamiento de algunos pescadores submarinos, etc. Por si esto no fuese poco, en las últimas cuatro décadas se ha añadido el problema de la construcción.

En España ni una sola comunidad autónoma tiene su costa en buen estado. Eso sí, algunas comienzan a ser conscientes de los problemas e intentan poner remedio, como Cataluña, País Vasco y Asturias. En cambio, otras, como Baleares, Canarias, Murcia, la Comunidad Valenciana y Galicia siguen explotando cada metro de costa sin preocuparse por las consecuencias. En algunas comunidades autónomas, como Galicia, la política urbanística va encaminada a no tomar medidas a escala regional, facilitando así actuaciones municipales carentes de criterios de planificación territorial. En otras, como Andalucía, los planes territoriales acumulan veinte años de retraso, permitiendo los abusos. En la Comunidad Valenciana, la Comisión Europea está investigando la normativa urbanística bajo la acusación de estimular el favoritismo y la corrupción en los contratos públicos.

Los ayuntamientos obtienen la mayor parte de sus ingresos del cobro de impuestos y tasas relacionadas con la construcción y la vivienda, lo que alimenta la dinámica del territorio litoral. Destaca el caso de Marbella (Málaga), con 20.000 viviendas ilegales y 370 licencias urbanísticas recurridas por la Junta de Andalucía, que se ha llegado a plantear incluso la retirada de las competencias de urbanismo al consistorio marbellí.

La especulación del suelo, especialmente de la primera línea de mar, es la principal causante de la destrucción de algunos de los espacios de mayor valor ecológico. Los intereses movidos por los bloques de apartamentos, los hoteles, los campos de golf, los puertos comerciales y deportivos, los locales comerciales y los garajes o aparcamientos se van comiendo la costa poco a poco. Según refleja el reciente informe anual “Destrucción a toda costa” de Greenpeace en el último año se han aprobado 768.000 viviendas, 58 campos de golf y 77 puertos deportivos (o ampliaciones de estos), así como la recalificación para urbanizar de más de 22 millones de m2, en las costas españolas, empeorando así la situación del litoral en 2.005.



Ni los espacios costeros protegidos ni sus áreas aledañas se libran de la ofensiva urbanística sobre los últimos tramos que quedan sin transformar. Nos centraremos en tres casos muy significativos de actualidad:



CALBLANQUE



El Gobierno Murciano quería modificar los límites del Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) del Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila, enclavado en la sierra litoral de Cartagena, al sur del mar Menor. A cambio de desproteger las laderas, zona que coincide precisamente con el terreno que se quería urbanizar en el entorno de la bahía de Portmán y que cuenta con veinticinco ejemplares de sabina mora (Tetraclinis articualata) entre otras peculiaridades, pretendía incorporar al espacio protegido unos terrenos de superficie similar degradados y contaminados por metales pesados y situados bajo grandes escombreras mineras. Estos están catalogados como “suelos incompatibles con su transformación urbanística y afectos a riesgos sectoriales” y no son más interesantes de conservar que las laderas.

Un informe científico firmado por el prestigioso botánico Francisco Alcaraz fue remitido a Bruselas alegando que “es absolutamente necesario conservar el estatuto de protección para esta zona, ya que en ella se encuentra una de las mayores poblaciones de araar o sabina mora de Europa”. De no ser por la presión ecologista, los informes científicos y la intervención de la Comisión Europea, los límites del LIC hubiesen sido en parte modificados para urbanizar.



SANTA POLA



Las salinas de Santa Pola, situadas al sur de la provincia de Alicante, son un verdadero santuario para las aves acuáticas, un espacio perfectamente comparable en importancia a otros valiosos humedales mediterráneos como el delta del Ebro y la albufera de Valencia. Uno de los pocos sitios que había para pasear con tranquilidad era la zona de las salinas del Pinet, una explotación ya abandonada situada junto al límite sur del parque natural, muy cerca ya de la playa. En este sitio, más conocido como el sector MR-9, se comenzó a construir un complejo turístico de más de mil viviendas sin la realización previa de una evaluación de impacto ambiental.

A raíz de un recurso contencioso administrativo interpuesto hace ya cinco años por una asociación ecologista de Alicante, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana se pronunció en contra de la polémica urbanización con una sentencia que anulaba las autorizaciones del Ayuntamiento de Elche a estas obras en septiembre de 2.003.

No obstante, se continuó construyendo incluso en época de cría de la avifauna, pese a que entre los condicionantes ambientales del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Elche está el de que se eviten las obras en esas fechas tan delicadas. Por su parte, el Ayuntamiento de Elche volvió a iniciar la tramitación de los actos administrativos que quedaron anulados, aunque el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) correspondiente a las Salina de Santa Pola y otros humedales protegidos suralicantinos impide tramitar planes urbanísticos en el sector MR-9.

Como consecuencia, se volvieron a presentar alegaciones y una denuncia ante el Seprona por posibles delitos sobre el medio ambiente y la ordenación del territorio.

El Ayuntamiento de Elche tiene paralizadas las obras del sector MR-9 desde mediados de mayo, tras la apertura por parte del consistorio de varios expedientes de infracción a los promotores de esta urbanización por haber seguido construyendo tras la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. En este caso es asombroso que las autoridades municipales no hayan actuado hasta casi dos años después del pronunciamiento judicial, cuando la urbanización estaba prácticamente terminada. Esperemos que no la indulten.



CABO DE GATA



Para muchos de vosotros el cabo de Gata (Almería) se mantiene a salvo gracias al Parque Natural que desde hace casi veinte años comprende tanto su medio terrestre como su franja marina, reforzado por la triple protección internacional Reserva de la Biosfera, Sitio Ramsar y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Además, la Junta de Andalucía ha propuesta a la costa del levante de Almería como zona piloto para un programa de calidad medioambiental de la ONU, iniciativa incluida dentro del Plan de Acción del Mediterráneo, que aboga por una gestión integral de las zonas costeras con el objetivo de preservarlas de la presión urbanística. Por tanto, el cabo de Gata está realmente bien protegido, pensaréis.

Pero nada más lejos de la realidad. Un colosal hotel de más de 20 plantas se está construyendo desde hace más de dos años en el sector noreste del parque natural, en una zona amparada por la Ley de Costas, casi al pie de la playa de El Algarrobico (Carboneras, Almería). Esto ha generado una de las más activas movilizaciones ecologistas que se recuerdan en Almería. El Algarrobico se ha convertido ya en símbolo de la destrucción litoral que afecta incluso a los tramos más protegidos de nuestras costas.

La zona afectada no está catalogada como suelo urbano, sino como área silvestre (B2) y de cultivo tradicional (C2). Además, según la Jefatura Provincial de Costas (Ministerio de Medio Ambiente), la urbanización tendría que haber respetado los 100 m de servidumbre, cosa que no se ha hecho. Es más, el artículo 30 de la Ley de Costas señala que las barreras arquitectónicas deben respetar los 500 m de separación. En cualquier caso, el PORN señala que la calificación de suelo apto para urbanizar sólo puede llevarse a cabo si se trata de un desarrollo compatible con los objetivos de conservación del parque natural, y éste no es el caso.

Varias asociaciones ecologistas han solicitado al Fiscal Comisionado de Medio Ambiente de Almería que investigue y esclarezca la situación legal de esta construcción, por entender que El Algarrobico es un espacio protegido que no permite urbanizarlo como se está haciendo. Varias veces han pedido a la Consejería de Medio Ambiente que inicie un expediente clarificador y, mientras tanto, paralice las obras. Pero hasta el momento, se ha mantenido el silencio administrativo y tampoco se ha facilitado la información solicitada. Mientras tanto, se sigue construyendo en El Algarrobico y se comienza a realizar la propaganda de la futura urbanización. La demanda está favoreciendo la destrucción de nuestras costas.

Lo peor es que la incoherencia de construir en suelos protegidos del cabo de Gata se reproduce en otras grandes urbanizaciones, por ejemplo, en La Fabriquilla, una zona bastante próxima al mar donde los promotores pretenden construir unas 150 viviendas y un hotel. Estos cuentan con una sentencia favorable del Tribunal Supremo, que tuvo en cuenta que el proyecto se hubiese aprobado antes de 1.987, año de creación del parque. Para colmo, muy cerca de la desembocadura de Rambla Morales, refugio de aves acuáticas donde ha criado la emblemática malvasía cabeciblanca cercado por invernaderos, se está construyendo una desaladora que no extraerá agua del mar, sino del acuífero de la zona, por ser mucho más sencillo y barato.

Y… lo que se le avecina a este espacio protegido con el nuevo PORN…

Según la memoria descriptiva, la revisión del PORN que se está tramitando para el Parque Natural Cabo de Gata ampliará la conversión a suelo urbano, para regularizar urbanizaciones en situación ilegal, y despojará de protección legal a pequeños núcleos urbanos que quedarán a partir de entonces a merced de la ordenación municipal. Se teme que fomente un urbanismo descontrolado por doquier, que impulse los regadíos al aire libre y que reduzca el nivel de protección de la franja costera y marítima fuera de las Reservas Integrales ya creadas.



Cambiando de intereses urbanísticos, existe una tendencia a sobredimensionar los puertos, tanto comerciales como deportivos. El dinero desembolsado por la Unión Europea ha sido malgastado en este tipo de proyectos, de necesidad más que dudosa y graves impactos ambientales. Los casos más preocupantes son los de los puertos exteriores de La Coruña y Pasajes (Guipúzcoa), ya que el del puerto de Granadilla (Tenerife) ha tenido recientemente un desenlace menos impactante.

Finalmente, el Gobierno de Canarias ha accedido a reducir la longitud del dique exterior del puerto de Granadilla (Tenerife), que tendrá 1’5 km en lugar de los más de 5 inicialmente previstos. En cuanto al área que va a ser ocupada por las futuras superficies portuarias, será de unas 80 ha, es decir, la quinta parte del proyecto original. De esta manera el LIC conocido como los Sebadales (por sus valiosas praderas submarinas de sebadales) del Sur de Tenerife, destinado a entrar en la red Natura 2.000 de la Unión Europea, quedará a una distancia mínima de 1.750 metros de las instalaciones portuarias en el proyecto definitivo. Quizás por la activa movilización ciudadana contra la obra faraónica que se pretendía hacer en un principio, o tal vez por el expediente contra España que iba a abrir la Comisión Europea ante el daño que causaría al LIC, en esta ocasión se ha conseguido llegar a un acuerdo.



Estos son sólo algunos de los innumerables ejemplos que se pueden encontrar a lo largo y ancho de la geografía española. Desafortunadamente existen muchos más: el puerto de Mutriku (Guipúzcoa), el puerto Mayor en la Manga del Mar Menor (Murcia), la ampliación del puerto deportivo Luis Campomanes (Altea, Alicante), la urbanización en el retamar de Vistahermosa (Puerto de Santa María, Cádiz), la urbanización en un bosque de enebros (Conil de la Frontera, Cádiz), la urbanización en La Rodadera del Castillo (Ayamonte, Huelva), las grandes presiones urbanísticas que hay sobre el complejo dunar El Saladillo-Matas Verdes (Estepona, Málaga) y La Oliva (Fuerteventura, Canarias), el centro de interpretación arqueológica de la ciudad romana Baelo Claudia en la playa de Bolonia (Cádiz), la celebración del Forum de Barcelona 2.004 en un área protegida por la Ley de Costas,… ampliaciones y construcciones que afectan directamente a especies en peligro de extinción como la subespecie occidental de tortuga mediterránea (Testudo hermanni hermanni), los enebros marítimos (Juniperus oxycedrus subsp. macrocarpa), el camaleón (Chamaelelo chamaeleon), la posidonia (Posidonia oceanica),…



Algunas de las medidas de conservación legales tomadas están recogidas en la Directiva 92/43/CEE del Consejo de conservación de los hábitats naturales y de la fauna y flora silvestres, del 21 de mayo de 1992, y en el Real Decreto 1997/1995, del 7 de diciembre de 1995, que establece medidas para contribuir a garantizar la biodiversidad mediante la conservación de hábitats naturales y de la fauna y flora silvestre. En ambos casos se advierte la existencia de un claro sesgo hacia la conservación de zonas terrestres. Los hábitats marinos y su fauna no son considerados con la suficiente importancia dentro del conjunto total. Habría que tomar medidas para lograr solventar esto en un futuro.



El gran esfuerzo mantenido en las luchas contra constructoras y políticos ha logrado muchas sentencias de demolición de edificios levantados incumpliendo la Ley de Costas al construirse íntegramente en los 100 m de la servidumbre de protección. Así que no hay que perder el ánimo. Tal vez así algún día se logre el abandono de las políticas fuertemente especulativas para dar paso a un modelo de desarrollo que asegure la integridad del territorio.



MÁS INFORMACIÓN:

Décadas de mala planificación han traído consigo saturación urbanística, erosión costera, contaminación y destrucción de espacios naturales. Una nueva edición (05/07/05) del informe “Destrucción a toda costa”, de Greenpeace, detalla estas y otras consecuencias del maltrato sufrido por el litoral en España. Dicho informe está disponible en www.greenpeace.es

Ciber-campaña “Salva Calblanque” en www.asociacionanse.org/salvarcalblanque

MEDFORUM (red de ONGs del Mediterráneo para la ecología y el desarrollo sostenible) en www.MEDForum.org

Marcha de protesta contra el hotel de El Algarrobico en www.cabodegata.net

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